Este Evangelio es el que describe la identidad de AUTE.
El instrumento que deseamos ser para la sociedad, con la Gracia de Dios, es precisamente la figura de San Juan, que con decisión, afirma y señala: “este es el Cordero de Dios”.
Juan tuvo una misión: preparar los caminos del Señor, señalarlo a Él con su vida para que muchos pudieran conocerlo y convertirse.
Este Evangelio también revela la mirada de Jesús sobre el hombre, con mucha ternura. Él pregunta: “¿qué estáis buscando?”. Lo pregunta a unos hombres invadidos por estímulos del mundo, con tendencia al pecado, con una vida desordenada, con preguntas sin responder, con una superficialidad que invade sus corazones. Frente a esta pregunta, llega una profunda conmoción: “¿Rabí, Maestro, dónde vives?”
El hombre de este pasaje, frente a la presencia de Jesús, reconoce indudablemente un Camino, una Verdad, una Vida. Por eso quiere saber dónde vive, para acercarse, conocerlo, empaparse y empezar a vivir.
Este Evangelio nos invita a la misión de mostrarle al joven el camino que hemos encontrado nosotros hacia el Maestro: el único que tiene palabras de vida eterna. La verdadera autenticidad. Después de sabernos mirados por Cristo, enamorados por su Presencia y habiendo conocido la Verdad, podemos seguirle y ser sus discípulos.