Al hacerlo, lo que tenía en mente, sobre todo, era: "No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado" (Lc 1, 13), contraponiendo los dos momentos de esterilidad-promesa. Isabel reza con esperanza (ventana abierta) y, a pesar de los obstáculos aparentemente insalvables (el muro que prácticamente tapia la ventana) entra la luz de Dios que escucha y "ve en lo escondido". La golondrina es señal de la nueva primavera (fecundidad) que se acerca.
A la vez, Zacarías que iba a hacer la ofrenda en el altar del incienso del Templo, está recibiendo el anuncio del ángel de cómo Dios escucha los ruegos humildes y confiados del alma de los justos y buenos (y esa es la ofrenda del "incienso" más agradable a Dios). Además le revela cómo se va a servir de ellos para su plan de salvación, respondiendo así, no solo a su esterilidad, sino a la del mundo en pecado con una vida nueva y muy abundante!
Pensaba en el valor tan grande que tienen nuestras vidas, aun cuando parecen estériles, a los ojos del Dios que "ve en lo escondido" y, por eso, no hay mayor "auto-valoración" que la confianza en Él y el mirarse como Él nos mira, sabiendo que nos quiere colaboradores de la vida verdadera del mundo.
Reflexión de Don Víctor Carmena.